¿Por qué se llama así?

La historia es simple: el nombre lo inventaron los pobladores de la antigua Valladolid, hacia finales del siglo XVII.

Sucede que el Colegio de Santa Rosa, antecedente de nuestro conservatorio, era un espacio diseñado exclusivamente para recibir mujeres (niñas y jóvenes). Este tenía una logia (o loggia), elemento arquitectónico utilizado profusamente por la arquitectura italiana del siglo xvii, una especie de galería o pórtico abierto integralmente por al menos uno de sus lados (como ocurre con el nuestro) y sostenido por columnas o arcos. La iglesia que hoy vemos se construyó para el colegio, dedicándose a Santa Rosa de Lima, de donde derivó el mote de “rosas de castilla” a las educandas y, por extensión, al sitio en general. Fue concluida en 1752 a expensas del obispo Martin Elizacoechea. Su fachada luce una portada doble siguiendo la tradición de los templos de monjas y está ricamente esculpida en estilo barroco con pilastras, medallones, relieves vegetales e imágenes de santos.

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